lunes, 20 de diciembre de 2010

Karma


Ya hacía rato que no escribía. No se me ocurría una razón para hacerlo, y encuentro pésimo eso de escribir para cumplir una cuota. No me parece que la escritura, prosa o verso, sea algo que se pueda empaquetar y distribuir como si se tratara de un regalo.

Bien, allá vamos.

Supongo que siempre me he caracterizado por no tener, digamos, una creencia fija. He pasado por todos lados, he sido creyente, no-creyente, semi-creyente, y así. Quiero partir diciendo que no es ni que sea apático ni confrontacional por las puras. A mi me encantaría creer, y tener esa certeza que sienten los que tienen alguna creencia, pero simplemente no la tengo; no es que no quiera creer, insisto, yo lisa y llanamente no puedo. Llega siempre un punto en que pienso "hey, espera, esto no me lo creo".

Lo lindo del asunto es que eso me ocurre SÓLO con las religiones dogmáticas. Con esas que te traen el Pack-Deidad, que o lo tomas full o no lo tomas. Yo creo por partes, si se quiere así.

Yo creo, por ejemplo, en algo bastante especial. Muchos de quienes tienen un nexo a esta creencia quizás se mofen, quizás les parezca curioso, pero de todas formas es lo que creo. Es una creencia mía, arraigada a mí, y eso no se quita. Los que me conocen se darán cuenta que no suena ilógico ni inconsecuente; creo que hasta suena lógico, o al menos así lo veo yo desde mi enormemente subjetivo punto de vista.

Creo en la ley de probabilidades. Creo que todo, los sonidos que escucho, el aire que respiro, están configurados por números. Muchas veces no directamente, y muchas más veces sin una utilidad clara, pero está ahí: la proporción dorada en cada espiral que existe en la naturaleza es un ejemplo increíblemente explícito.

El Karma es (en una definición burda y extremadamente sencilla) una "energía" que va respondiendo y resultando de las acciones de cada ser. No voy a irme hacia el lado de la reencarnación y su nexo con el karma, eso es harina de otro costal.

Lo que quiero (y es aquí donde se diverge de las creencias dharmicas) es hacer un puente entre la ley de las probabilidades y el karma. Ojo, yo no estoy aquí vendiéndoles La Verdad. Eso es algo de cada uno, yo sólo les estoy mostrando la que considero la mía.

La ley de probabilidades prueba que todos estamos conectados. Yo no se si llamarlo "energía", sólo se que así, sin interactuar, todos los sucesos que podrían llegar a ocurrirnos cuentan con una probabilidad de ocurrencia propia: una probabilidad de 1 en 1 millón de que nos parta un rayo, de 1 en 3 millones de nacer con síndrome de Patau, etc. Pero si esto fuera así de sencillo, el mundo sería sencillo.

Todo está relacionado, todo está condicionado. El impacto que causamos en la naturaleza causa que el ambiente se desequilibre. Creamos y liberamos toxinas que hacen a las personas más susceptibles a gestar niños con enfermedades. Todo está conectado, todo proviene de nosotros y vuelve por nosotros. ESO es Karma para mí, eso es la Ley de Probabilidades por mi parte.

Sin confundirse: no me refiero a que por empujar a alguien me van a empujar a mí algún día, creo que eso obedece a un suceso probabilista más que a algo de lógica universal. Puede que pase, sí, como puede que no pase. Todo es eventual.

Vencer nuestro Karma es ganarle a las probabilidades. Vencer nuestro Karma es torcerle la mano al destino, es caer para luego levantarse. Vencer nuestro Karma es vivir.

El Karma es la vida misma, hermano.

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